Durante la parte final del conflicto conocido como «La guerra de 1812» entre los Estados Unidos y Reino Unido, en los bosques de Nueva York, vemos que la tribu Mohawk a pesar de sufrir varias perdidas a manos de los Norteamericanos, siguen manteniéndose neutrales en el conflicto. Oak y Calvin Two Rivers, dos jóvenes guerreros, tratan de convencer a los jefes de la tribu para unirse a los británicos, a petición de Joshua, un emisario de Inglaterra. Al ver que el consejo sigue firme en su decisión de permanecer neutrales, Calvin decide atacar por su cuenta un campamento con soldados Norteamericanos mientras duermen, pero un pequeño grupo de soldados sobrevive y se lanzan a cazarlo. Esto pone en peligro no solo a Calvin, Oak y Joshua, sino a toda la tribu Mohawk, pues estos soldados bajo la excusa de buscar justicia no dudarán en matar a cualquier nativo que se encuentren en su camino.
«Mohawk» es el segundo filme de Ted Geoghegan («We Are Stil Here») y en esta ocasión deja de lado los cuentos de fantasmas para traernos una cruel y violenta historia de venganza, situada en una parte de la historia de Estados Unidos que muchos norteamericanos preferirían no recordar, pero que en estos tiempos de tensión política e intolerancia nos hace dudar si hemos realmente avanzado durante los últimos 200 años en como tratamos a las comunidades indígenas. (El filme incluso hace una mención honorable en los créditos finales a la resistencia de Standing Rock)